En el marco de serie de seminarios web “No dejar a nadie atrás en tiempos de la pandemia del COVID-19”, tuvimos la fortuna de contar con la participación como panelista de la maestra Rossana Filomarino, Coreógrafa, directora de la Compañía Drama Danza, Premio Nacional de Artes 2018 y Creadora Emérita del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (México) quien nos habló sobre las transformaciones que la cultura y específicamente la enseñanza de la danza han tenido que realizar durante la pandemia. También compartió con nosotros unas breves pero profundas reflexiones sobre los retos que enfrentamos en esta época de crisis “que nos está dejando en una orfandad y en una incertidumbre total; el mundo está de cabeza, pero nosotros, los que hacemos danza, ¡tenemos que estar de pie!” señaló Filomarino.

“En estos tiempos de confinamiento por la pandemia, todos los maestros han volcado su sabiduría en la pantalla, aprendiendo el uso de nuevas tecnologías, cambiando metodologías al tratar de adecuar sus clases a esta nueva situación. Sin embargo, por la falta de espacio, la falta de presencia, la falta de trabajo colectivo, la falta de manipulación en las correcciones y muchos otros etcéteras, el resultado no es equiparable a una clase impartida en salón”, comentó la maestra Filomarino, indicando que, en su opinión, a través de las pantallas es posible entrenar, pero no necesariamente lograr un proceso de enseñanza.

Según la maestra aun nos falta mucho por recorrer antes de poder regresar a la normalidad del entrenamiento y de la enseñanza, por lo que sugiere que mientras eso suceda “tratemos de infundir, aunque sea a través de los medios virtuales, lo que es el espíritu vital de una clase, donde el aprendizaje se basa en la observación de mis compañeros y no en su ausencia, donde el ser visto es entendido como una manera de estar juntos y no como un acto de exhibición”.

Durante su intervención en el seminario Filomarino habló de lo que ha podido observar en redes sociales, jóvenes que comparten sus inquietudes a través del movimiento en videos pero que ha generado una “inundación mundial de pequeños solos, lo cual puso de manifiesto la imperiosa necesidad de comunicación de los jóvenes y de una actividad que los saque del aislamiento”. Sin embargo, hace énfasis en que la mayoría utilizan los movimientos que están de moda y las propuestas temáticas son mínimas. “En la mayoría de los casos se trató de expresar, utilizando elementos de lenguajes conocidos, la soledad, el encierro, el enojo, el miedo y todos los sentimientos derivados de la pandemia” pero con una ausencia básica que es la de pensar en el otro “el arte no se hace para uno mismo si no para comunicar con el otro”.

Su sugerencia es usar la tecnología buscando un lenguaje propio con el que a partir de una idea o una emoción profunda que necesitemos compartir se recorran nuevos caminos, “me parece muy importante, tanto en la enseñanza como en la creación coreográfica, transitar por estos nuevos caminos y no utilizar la pantalla para reproducir lo ya hecho” así como para “eliminar la desconfianza hacia el otro y poder crear resiliencia a esta terrible situación que estamos viviendo”.  

En definitiva, el mensaje que nos deja la maestra Rossana Filomarino es que “la clave es transformar, no adaptar” para que el arte continúe siendo un motor de desarrollo de la sociedad que nos permita “inventar nuevos caminos a partir de la ausencia, pero de la ausencia cargada de presencia, llena de vida”.

¿Cuál es el poder de la cultura para la educación en tiempos de crisis?

El impacto del distanciamiento social y el aislamiento en la salud mental es bien conocido (soledad, tensión y ansiedad) y se anticipa que será prolongado y debilitante si los estudiantes, niñas y niños, se ven constantemente expuestos a las tensiones del confinamiento y al temor de contraer enfermedades. Sin embargo, el papel de la cultura y las artes ha sido determinante para darle un sentido de pertenencia a los objetivos de aprendizaje durante la crisis por el COVID-19.

Una mayor integración de la cultura, el patrimonio y las artes a las respuestas de la educación al COVID-19 con el objeto de mantener el interés, la motivación, el compromiso con el aprendizaje durante y después del confinamiento será positivo. Sobre esto Nicolas del Valle, coordinador asociado del programa de cultura UNESCO Santiago señaló la importancia de “implementar políticas educativas que integren sostenidamente la cultura en sus diversas manifestaciones para preparar mejor a las futuras generaciones y fortalecer su capacidad de recuperación y resiliencia. Las artes, la cultura y la creatividad, pueden ayudar a los estudiantes a prepararse para la vida después del COVID-19”.

Movilizar el sector cultural en apoyo de valores humanos comunes de respeto a la diversidad, el pluralismo, la dignidad, la solidaridad, la igualdad entre los géneros, los derechos humanos y las normas jurídicas, es necesario para responder positivamente a los desafíos planteados por la crisis. Esto incluye promover el pensamiento crítico sobre la crisis del COVID-19 y su impacto en la democracia, las inequidades sociales y los derechos.

 

 

 

 

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